No puedo estar más en desacuerdo.
No puedo estar más en desacuerdo ante una sociedad como la nuestra que se ha acostumbrado a echarle la culpa a otros, y ahora ya ha encontrado el nuevo sanbenito en Rajoy. Todos los palos que hagan falta, eso sí, todo menos asumir nuestra culpa. Nuestra culpa por haber escogido SIEMPRE mal a los políticos, por haber echado a patadas a uno de bigote que perdió las urnas por sus formas, obviando en todo momento sus hechos (económicos, que es justamente de lo que hoy carecemos). Nuestra culpa por haber escogido justo después a un señor que prometía ser todo lo digno, social y populista que la sociedad le achacaba al otro que no era, ya sabeis, aquella que defendía a capa y espada la entrada masiva y descontrolada de inmigrantes tildándote de facha para arriba en caso de dudarlo siquiera, aquella en la cual todo el mundo intentaba pegar el pelotazo recomendándole a sus hijos hacerse funcionarios para cobrar sin trabajar toda la vida... Pero ya sabes, la culpa de toda esa peste que hemos forjado durante tantos y tantos años, la tiene Mari Ano. Nosotros no tenemos ninguna, por haber escogido a un presidente de risa de la manera más ridícula y trágica al mismo tiempo, en plenos atentados en los vagones de los trenes, cuando era otro el que tenía las elecciones ganadas. Nosotros no tenemos culpa por haber sido TODOS cómplices de un gigantesco expolio a la sociedad (en todos los sectores, en la sanidad, en los despilfarros, en las subvenciones, en las autonomías que todos defendimos durante 35 años...)
No la tienen todos aquellos (muchos economistas) que hace dos años hinchaban el pecho diciendo que la única forma de salir de la crisis era con reformas estructurales. Reformas estructurales... bonito palabro para hacer demagogia, qué fácil es hablar de la solución definitiva, sin reparar en que las reformas estructurales tienen COSTE, ESFUERZO y muchas veces MISERIA, en el medio. Justamente ahora que las hay, ahora ya no las queremos. Ya sabeis, la reforma laboral es mala, hay que volver a la de antes. ¿Entonces qué narices queremos? ¿Un cambio de varita mágica, que con un chasquido de dedos se arregle lo que hemos sembrado? Es que ya sabes, siempre hay que echarle la culpa a alguien, deporte preferido (con el fútbol) de nuestro a veces ridículo pais. Los políticos son nuestros familiares, amigos, conocidos, allegados, vecinos... No son otra cosa que parte de nuestra sociedad, si nuestros políticos dan asco y son retrasados mentales, no hay otra explicación más que porque nosotros también lo somos.
Si a Mari Ano se le puede echar algo en cara, es por no haber cogido suficientemente los toros por los cuernos. Se ha quedado a medias con la solución, y eso es en lo único que ha pecado. Es que claro, si un partido o un político dice en su programa que va a resucitar a Manolete, tiene que por sus cojones cumplirlo. Exacto, eso es lo que nos gusta a los españoles, que nos regalen los oidos. Si lo dice, que lo cumpla. Poco importa que se libre a este pais de un rescate que nos abovaba inmediatamente a la tragedia griega o portuguesa, eso no importa. Lo que importa es que cumpla lo que dice. Qué otro remedio tendría este político, que regalarle los oidos a la gente, para poder ganarlas. A fin de cuentas es exactamente lo que hizo Zapatero, con la diferencia de que él si cumplió toda la demagogia que prometió... y así nos fue. Este país tiene que reflexionar DE UNA VEZ, que muchas veces lo que pide, no coincide con lo que realmente necesita. Tenemos aquí una buena reflexión de que pedimos quimeras. El cambio sin esfuerzo en esta vida no existe, si queremos un estado de bienestar en la situación que tenemos no la vamos a tener venga Zapatero, Aznar o Jesucristo en un caballo blanco, dejemos de pedir estupideces y de echar la culpa a los políticos, que parecemos niños pequeños, y la situación está muy jodida. Cuando todos nos comprometamos unos con otros a salir adelante, esto cambiará, y esa es la única verdad, esté Aznar, Franco o Carrero Blanco gobernando.
En este pais hay dos dramas, en realidad es uno solo, pero bilateral. La ciudadanía está enormemente alejada de la realidad política, del alcance económico de la situación que estamos pasando, y es por eso que no se aprecia lo que se ha hecho hasta hoy. Pero igualmente, los políticos están muchas veces alejados de la realidad ciudadana. Y por eso no nos entendemos.