El adagio entre los bancos es que piden prestado a corto y prestan a largo plazo. Es decir, son financiados por ahorradores con vencimientos en el extremo corto del espectro de rendimiento y prestan a empresas y hogares en el extremo largo.
Bueno, esa es la peor operación en la que alguien puede estar en este momento, ya que la inversión entre los bonos del Tesoro de 2 y 10 años esta semana alcanzó su nivel más profundo desde 1981. Los inversores se han dado cuenta: el ETF de Invesco KBW Bank, que rastrea a los bancos más grandes ha bajado un 4% este año; el ETF SPDR S&P Regional Banking se ha desplomado un 10%, incluida una caída del 8% solo el jueves.
Algunos bancos están experimentando más dolor que otros.
Los reguladores le han dicho a toda la industria bancaria después de la crisis financiera de 2008-09 que refuerce sus tenencias de bonos del gobierno de EE. UU., para proporcionar un colchón contra posibles pérdidas. Ahora ese mismo cojín está demostrando ser una fuente de problemas.
Otra expresión de uso frecuente es que la Reserva Federal subiría hasta que las cosas se rompan. Es demasiado pronto para decir que el sector bancario está quebrado, pero las cosas están empezando a temblar. A medida que los inversores intentan descifrar los próximos movimientos de la Fed, deberían ampliar sus preocupaciones a la salud del sector financiero junto con los últimos datos de empleo e inflación.
Giovanni Betancourt
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