Twitter con más de 400 millones de usuario, es una de las cinco redes sociales más utilizadas en el planeta; en los últimos días ha llamado la atención, debido a que el multimillonario sudafricano Elon Musk cuyo patrimonio supera los 240 mil millones de dólares, realizó una de las compras más grandes de la historia: adquirió la compañia por 44 mil millones de dólares. Pero...¿qué consecuencias generó esta transacción?
Twitter puede parecer bastante común en el papel. La base de usuarios y el valor de
mercado de la empresa son menos de una décima parte del tamaño de Meta, la
empresa matriz de Facebook. Según diversos medios de opinión, esta red social
reportó que sus ingresos totales el año pasado fueron aproximadamente los mismos
que los de Western Union. Y antes de este mes, las acciones de Twitter estaban por
debajo del precio de cierre desde su primer día de cotización hace más de ocho
años. Aunque Twitter reportó solo 217 millones de usuarios diarios activos el año
pasado, muy lejos de los miles de millones reportados por su rival Meta, sus
usuarios incluyen políticos, líderes empresariales, artistas, activistas e intelectuales
muy influyentes, figuras públicas con muchos seguidores que a su vez dan forma al
discurso público en torno a la política, los medios, las finanzas y la tecnología.
Elon Musk decidió realizar esta transacción con la justificación de que se debe
respetar la libertad de expresión, buscando modificar algunas funciones y disminuir
las restricciones en las publicaciones. Esto es algo que se vuelve demasiado
relevante, porque al cambiar las reglas que moderan el contenido, se abre una especie de caja de pandora.
Económicamente hablando, Twitter podría eventualmente salir de la bolsa de
valores tras su compra. Esa operación la hacen a menudo empresas debilitadas y
puede proteger a Twitter pero sin garantía de éxito. Su modelo de negocios tiene la
dificultad de monetizar la inmensa influencia que ejerece la plataforma como si lo
hacen otras redes sociales. Basado en la publicidad, no ha logrado atraer a
suficientes anunciantes, pues no ven en la app del pájaro azul una plataforma lo
suficientemente relevante para pautar. Ante muchos usuarios de internet, no es más que una simplemente aplicación para opinar en 140 caracteres. Estos motivos han desarrollado un recelo por parte de los inversores sobre las acciones de Twitter, que antes de la llegada de Musk, valían 12% menos que cuando fue introducida en la bolsa hace más de 8 años.
Musk pagó 54 USD por cada acción, el precio más alto al que ha cotizado ha sido en los 80.61 USD (24/02/2021). Para lograr una nueva fuente de ingresos, el grupo lanzó en junio pasado Twitter Blue, un servicio de abonados que ofrecía funciones adicionales a las que tienen los usuarios que utilizan la red de forma gratuita. Musk ha comentado que ve esta propuesta
como una vía a seguir para darle un impulso más alto a la aplicación.
Al realizar el retiro de la empresa de la NYSE, la compañía ya no está
sometida a las presiones de los accionistas, quienes suelen demandar resultados de forma
inmediata, e imponen muchas restricciones a la dirección de esta, lo que no permite
desplegar de manera eficaz las estrategias de Elon. Sin duda, este polémico visionario le dará un cambio radical a Twitter
Twitter puede parecer bastante común en el papel. La base de usuarios y el valor de
mercado de la empresa son menos de una décima parte del tamaño de Meta, la
empresa matriz de Facebook. Según diversos medios de opinión, esta red social
reportó que sus ingresos totales el año pasado fueron aproximadamente los mismos
que los de Western Union. Y antes de este mes, las acciones de Twitter estaban por
debajo del precio de cierre desde su primer día de cotización hace más de ocho
años. Aunque Twitter reportó solo 217 millones de usuarios diarios activos el año
pasado, muy lejos de los miles de millones reportados por su rival Meta, sus
usuarios incluyen políticos, líderes empresariales, artistas, activistas e intelectuales
muy influyentes, figuras públicas con muchos seguidores que a su vez dan forma al
discurso público en torno a la política, los medios, las finanzas y la tecnología.
Elon Musk decidió realizar esta transacción con la justificación de que se debe
respetar la libertad de expresión, buscando modificar algunas funciones y disminuir
las restricciones en las publicaciones. Esto es algo que se vuelve demasiado
relevante, porque al cambiar las reglas que moderan el contenido, se abre una especie de caja de pandora.
Económicamente hablando, Twitter podría eventualmente salir de la bolsa de
valores tras su compra. Esa operación la hacen a menudo empresas debilitadas y
puede proteger a Twitter pero sin garantía de éxito. Su modelo de negocios tiene la
dificultad de monetizar la inmensa influencia que ejerece la plataforma como si lo
hacen otras redes sociales. Basado en la publicidad, no ha logrado atraer a
suficientes anunciantes, pues no ven en la app del pájaro azul una plataforma lo
suficientemente relevante para pautar. Ante muchos usuarios de internet, no es más que una simplemente aplicación para opinar en 140 caracteres. Estos motivos han desarrollado un recelo por parte de los inversores sobre las acciones de Twitter, que antes de la llegada de Musk, valían 12% menos que cuando fue introducida en la bolsa hace más de 8 años.
Musk pagó 54 USD por cada acción, el precio más alto al que ha cotizado ha sido en los 80.61 USD (24/02/2021). Para lograr una nueva fuente de ingresos, el grupo lanzó en junio pasado Twitter Blue, un servicio de abonados que ofrecía funciones adicionales a las que tienen los usuarios que utilizan la red de forma gratuita. Musk ha comentado que ve esta propuesta
como una vía a seguir para darle un impulso más alto a la aplicación.
Al realizar el retiro de la empresa de la NYSE, la compañía ya no está
sometida a las presiones de los accionistas, quienes suelen demandar resultados de forma
inmediata, e imponen muchas restricciones a la dirección de esta, lo que no permite
desplegar de manera eficaz las estrategias de Elon. Sin duda, este polémico visionario le dará un cambio radical a Twitter