Se subió como lo hacen muchos desde hace bastante tiempo a nuestros autobuses, pero por alguna razón en esta oportunidad sí quise escucharlo, y estoy seguro que nunca había tenido la oportunidad de ver en con mis propios ojos tal cantidad de dinero junta, en otro tiempo hubiera pasado por delincuente, narcotraficante o loco, pero no, en esta ocasión era uno más de los tantos inmigrantes de Venezuela que llegan a Bogotá y otras ciudades de Colombia, contando la historia sobre cómo vendieron todo lo que tenían allá en su país y ahora al llegar a la república vecina encontrarse con la realidad de que todo lo que allá en algún momento significó mucho ahora aquí no valía nada.
Mientras continuaba con su discurso, lleno de datos sobre la realidad de la economía de su país empezó a repartir billetes de distintas denominaciones que terminó ofreciendo a cambio de cuaquier dinero que le pudieran regalar, porque decía que niguna casa de cambio de nuestro país realizaría transacciones en esa moneda, compré un ejemplar de cada uno de los billetes venezolanos, del menor hasta el mayor por 3.000 pesos colombianos, 237 Bolívares, que él aseguró ahora no valían nada de nada.
Dicho suceso me lleva a reflexionar sobre lo terrible que puede ser para un país caer en manos de un gobierno totalitario, sostenido por la imagen de una persona en lugar que por los resultados que su gestión administrativa deje para el país, en nuestras naciones debería ser considerado una señal de alerta inmediata la más leve intención de cualquier dirigente político por aferrarse al poder más allá de lo determinado por las normas establecidas en las cartas legales de cada lugar.
Cualquier gobierno que recurra a la opresión, recurra a la censura y a la eliminación de las opiniones contrarias a él, en lugar de demostrar con hechos que las acusaciones que se le extienden son falsas es un gobierno que carece de buena administración y es podría estar dirigiendo su país a una catastrofe, producto de la obstinación y la negación a escuchar o recibir contradicciones y opiniones contrarias a los ideales establecidos por el gobernante de turno.
Dentro de los próximos años varias naciones entrarán en procesos de transición democrática y política a nivel de presidencia y demás estamentos, por medio de ésta pequeña entrada quiero invitarles a que ántes de elegir a quien le va a quitar el pan, (¡Perdón!) A quien le va a gobernar por los próximos años de su vida, le pido que tome un momento para leer las propuestas, las ideas y los planteamientos y que considere si lo que ellos proponen es la clase de país con el que usted sueña, por favor no venda su voto, por víveres, dinero o promesas, entrege su voto al constructor del país que usted quiere vivir y que le quiere dejar a sus hijos.