Según Aristóteles: “Somos lo que hacemos día a día. De modo que la excelencia no es un acto sino un hábito”. Es decir, que varios de nuestros comportamientos o costumbres, son el resultado de la práctica habitual, adquirida desde nuestra niñez, a través, de nuestra familia, educación, cultura y experiencia personal, en ese orden de ideas, dichos hábitos pueden ser funcionales o no, dependiendo de los resultados que obtenemos por medio de nuestro comportamiento.
Tal es el caso del manejo de nuestras finanzas, pues la gestión que cada uno tenga con ellas depende de gran manera de las creencias y los hábitos que hemos adquirido a lo largo de nuestra vida, y que nos pueden estar llevando a tener tranquilidad y libertad económica o todo lo contrario. En ese orden de ideas, les quiero presentar tres aspectos que tienen que ver con algunos hábitos que no son tan saludables y que se pueden convertir en enemigos de nuestras finanzas, los cuales son:
Gastar más de lo que ganamos: Todos tenemos algún conocido que sin importar qué tan alto sean sus ingresos, siempre termina en rojo al final del mes y cargado de preocupaciones, en otras palabras, entre más gana más gasta, o cuando les llega un dinero extra como una bonificación o la prima, lo primero que piensan es en qué se la van a gastar, sin medir o controlar si es bueno o no para sus finanzas. En ese orden de ideas, se genera un descontrol en el manejo de su economía, donde se malgasta el dinero en cosas que no son necesarias y que no generan un valor significativo para su vida, pero que terminan afectando seriamente su bolsillo.
Por otro lado, no se trata de no gastar y no disfrutar del dinero que nos va llegando fruto de nuestra labor, al contrario, pues la idea es saber gastar, gestionando adecuadamente nuestro dinero, sobre todo, saber muy bien o ser conscientes hacia dónde se dirigen nuestros gastos, como lo dijo Warren Buffett: “Si vas a comprar algo piensa: ¿Qué pasaría si no lo compro? Si la respuesta es nada, no lo compre, porque no lo necesita”.
Endeudarse nivel extremo: Este aspecto también tiene que ver con un desorden en nuestros ingresos, pues muchas veces se debe pedir prestado cuando se gasta más allá de nuestras posibilidades, generando a mediano y largo plazo un impacto no tan favorable en nuestras finanzas, pues se debe adicionar dinero para el pago de las obligaciones más los intereses, afectando nuestro flujo de caja, y con la posibilidad de convertirse en una bola de nieve que va creciendo al punto se ser un gran dolor de cabeza para nosotros y quizás para nuestra familias, pues, el exceso de deudas conlleva a un gran desgaste y malestar emocional en nuestras vidas.
Del mismo modo, es importante aclarar, que adquirir algún tipo de deuda no es malo, pues nos sirve para apalancarnos y adquirir bienes y servicios que nos benefician en el presente, lo que resulta contraproducente, es no tener una adecuada planeación al respecto, por tal razón, es importante, que tengamos claro cuáles son nuestros ingresos y gastos, hasta qué monto o porcentaje de nuestros ingresos podemos involucrar en el pago de las deudas sin ir en contra de nuestro bienestar y calidad de vida.
No ahorrar: Es muy común creer que nunca vamos a envejecer, o que a futuro no vamos a tener necesidades, por lo tanto, no vemos la necesidad de ahorrar, pero se nos olvida que nuestro yo presente es el que va a pagar el yo futuro, de tal forma, que nos conviene tener un plan de ahorro a largo plazo, que nos permita ir juntando un monto de dinero a medida de nuestras posibilidades y de esta forma asegurar nuestra estabilidad financiera a futuro, como lo mencionó el poeta griego Hesíodo: “Si añades lo poco a lo poco y lo haces así con frecuencia, pronto llegará a ser mucho”.
Finalmente, los excesos en los gastos y deuda, así como la falta de ahorro, son hábitos que nos pueden generar malestar y preocupaciones con el tiempo, por lo tanto, es bueno que seamos conscientes de nuestro comportamiento frente al dinero y dado el caso, generar los cambios necesarios en nuestra forma de pensar y de actuar, para adquirir hábitos que nos permitan mejorar la gestión de nuestras finanzas.
¡Muchas gracias!