Lo ideal es que nuestros ahorros terminen convirtiéndose en una inversión, sin embargo, cuando contamos con algunos ahorros pero a la vez tenemos algunas deudas, se hace necesario realizar un análisis más profundo de la situación.
Hace unos años me encontraba en esta disyuntiva, contaba con ahorros por un monto aproximado de 10 MCOP, pero a la vez era la dueña de una deuda mala de $8 MCOP, con un plazo pendiente de 4 años y, a la cual llegué cuando me empeciné en comprar mi primer carro. Así las cosas, debía analizar si era mejor seguir con mis ahorros o tomar la parte de ellos que necesitaba para cancelar mi deuda.
Mis ahorros rentaban en ese momento, aproximadamente, el 7% EA y mi deuda me costaba alrededor del 13% EA, sin incluir los seguros que de forma obligatoria debía pagar cada mes junto con la cuota del crédito. Los números hablan por sí solos, yo estaba pagando por mi deuda un 6% más de lo que me rentaban mis ahorros, este desbalance y mis ganas de salir del rollo en el cual yo misma me había metido, me ayudaron a formular mi plan, no solo para liberarme de esta deuda, sino para no volver a pasar por lo mismo.
¿Quieres conocer mi plan?
Ya sabía que lo más sensato era echar mano de lo que con esfuerzo había ahorrado durante algún tiempo, pero tuve que entender que no se trataba solo de coger el dinero e ir al banco a pagar, sino que era necesario identificar las causas que me llevaron a endeudarme y el propósito por el cual quería salir de mi deuda, asumir el reto de cambiar y de hacerme responsable de mi futuro financiero.
Ahora bien, ¿a quién se le hace fácil tener ahorros y en una ida y vuelta al banco ya no tenerlos? Para mí no fue fácil, así que, antes de utilizar mis ahorros para pagar mi deuda, me puse la meta de volver a recuperar mis ahorros, lo cual me dio ánimo para ejecutar esta decisión. Yo sabía que mi falta de planeación financiera y mis malos hábitos de consumo, me habían llevado a la deuda, así que, tener un plan y tener el compromiso para cumplirlo me llevarían de nuevo al nivel de ahorros que me había fijado.
Hecha ya la tarea, estaba feliz porque logré quedar a paz y salvo con el banco y así evitar el pago de altos intereses, pero, a la vez, adquirí un compromiso mayor y, está vez, con alguien más importante que cualquier entidad, CONMIGO MISMA.
Al liberar mi deuda con el banco, mi flujo de efectivo incrementó en el monto correspondiente al pago de la cuota mensual, así que, tal como había asumido el compromiso con el banco de pagar todos los meses ese valor, lo hice conmigo, logrando que cada mes, mis ahorros fueran incrementando, no sólo por el porcentaje de ingresos que destinaba mensualmente, sino, porque el valor de la cuota mensual que había liberado la destinaba a pagarme a mí misma.
Finalmente, más allá de haber podido pagar mi deuda y recuperar de nuevo mis ahorros, esta experiencia me enseñó que tener un plan financiero personal y no dejar las finanzas al azar, me ayudaría a evitar graves equivocaciones a la hora de tomar decisiones financieras, a vivir dentro de mis posibilidades y ser financieramente responsable.
